martes, 6 de octubre de 2015

Construcción de equipos y grupos de trabajo

Un colaborador será más efectivo para su líder o supervisor si trabaja para que este pueda alcanzar sus metas. 

Las metas del líder superan lo que una persona puede hacer. Por esto, debe combinar el esfuerzo de varias para alcanzarlas.

El líder logrará mejores resultados con su grupo si se esfuerza por detectar cuáles son las metas individuales y personales de cada persona y ayuda a alcanzarlas. Esta sinergía necesariamente lleva a buenos resultados para todos.

La construcción de un buen grupo de trabajo requiere una equilibrada combinación y suma de varias habilidades: 


Delegación 

Un buen equipo de trabajo se logra cuando el líder delega en forma efectiva tareas y responsabilidades a sus colaboradores. 

Cuando delega una responsabilidad debe cuidar de asignar el correspondiente nivel de autoridad y hacer que los demás conozcan esa decisión. En el video Delegue. Habilidad que libera tiempo y construye organización (ver acá), y en el artículo Delegue (ver acá) encontrará ideas para esto.


Dar poder

Delegación sin autoridad es poco conveniente y nada efectiva. Cada persona del grupo debe tener el poder necesario y suficiente que se corresponda con las actividades a desarrollar. La organización debe conocer y aceptar ese poder asignado a cada persona. Para esto, las buenas comunicaciones son importantes.


Comunicación

Ningún grupo alcanzará su máximo potencial si no cuida que las comunicaciones entre sus miembros y entre ellos y el resto de la organización sean las mejores posibles. 

Muchas buenas ideas no se ejecutan y se malogran porque la mano izquierda no sabe que hace la derecha. En la entrada Comunicaciones y reuniones (ver acá) ampliamos sobre este tema y ofrecemos enlaces a otros recursos que pueden ser útiles. También el artículo Usted se puede comunicar mejor (ver acá) contiene información sobre el tema. 


Transparencia

Además de comunicaciones fluidas estas deben ser transparentes. Nada más nocivo en una empresa que las agendas escondidas de algunas personas. Como líder, procure que ninguno de sus colaboradores se queda con algo –información, recurso– que puede ser de utilidad para el resto de las personas. Igualmente, evite que lo emplee para beneficio personal únicamente.



Habilidades equilibradas

En un grupo de trabajo eficaz se combinan las habilidades de todos sus miembros de forma que las debilidades de las personas se vuelven irrelevantes.

Comentamos en la entrada Habilidades de gerencia en la pequeña empresa (ver acá) que el super héroe que todo lo sabe y puede, no existe. Es real un grupo de trabajo que mucho sabe y puede, debido al adecuado y deliberado equilibrio de las habilidades de sus partes.

Como líder, identifique las fortalezas / habilidades y las debilidades de su gente para combinarlas en forma adecuada. Ayude además a que cada persona desarrolle nuevas habilidades y reduzca sus debilidades. 

Una evidente y permanente orientación al aprendizaje de nuevas habilidades, transferencia de estas entre los miembros del equipo y puesta en práctica de las mismas, da dinamismo a un equipo eficaz.

Ciertos rasgos de personalidad repartidos entre los miembros del equipo son deseables. 

Alguno de sus colaboradores debe ser un hábil integrador, alguien que entiende el contexto general de algo y es capaz de reunir las personas correctas. Esta persona puede tener la capacidad adicional de crear los enlaces necesarios entre diferentes grupo y áreas de la empresa.

Un defensor es también útil. Es la persona sin miedo a manifestar situaciones injustas o no coherentes, que lo afectan tanto a ella como al grupo. Busca y encuentra puntos de acuerdo y facilita la reducción de fricciones.

Nunca sobra un innovador. Sugiere nuevas formas de hacer las cosas y, a veces, nuevas cosas para hacer. Aunque en ocasiones puede ser molesto porque todo lo ve con nuevos ojos, a menudo encuentra formas más eficaces de llevar a cabo una tarea.


Administrar situaciones tóxicas

Ningún equipo de trabajo está libre de tener que enfrentar situaciones o personas que hacen daño a la dinámica del equipo. En ocasiones y por diversas razones, una persona del grupo deja de contribuir, daña el ambiente, genera malestar y enfrentamientos entre los demás. 

Los miembros del grupo deben estar atentos a situaciones de este tipo y en conjunto enfrentarlas. 

Esto no quiere decir que no sea conveniente mantener un sano y respetuoso nivel de confrontación y desacuerdo. De allí, en general, salen buenas cosas. Lo que debe evitarse es que lo sano se torne tóxico.

Cuando el grupo no pueda resolver una situación tóxica, el líder debe encargarse. Nunca debe emplear las mismas tácticas del colaborador nocivo. Comportamientos negativos deben enfrentarse con comunicación clara para buscar el origen y tratar de corregir, si es factible, lo que molesta a la persona.

Si la situación es complicada y hay en la empresa una persona encargada del recurso humano, apóyese en ella. Contribuye con su experiencia en el manejo de estas situaciones. 

Nunca dude en tomar la decisión de retirar a la persona tóxica si pasado un tiempo prudencial no ve mejoría. Si no lo hace, el resto del equipo se resentirá y perjudicará.


Compartir y vivir la visión

Esto es “estar todos en la misma página”. Cuando hay entendimiento de la visión y misión de la empresa, se acepta y además se comprende como la actividad de cada persona y grupo contribuye a alcanzar los objetivos de alto nivel, el trabajo será más armónico.

El líder debe tratar que el propósito y dirección personal, coincida y se alinee con el de la empresa, o por lo menos llegue a un compromiso que sirva a la persona y a la empresa. 

También debe saber y entender qué hace mover y motiva a cada uno de sus colaboradores. Esta información la usa para asignar, en la medida de lo posible, tareas, responsabilidades y actividades alineadas con esas preferencias.


Considerar estos aspectos facilita la construcción de un equipo de trabajo eficaz. Implica saber reclutar a las personas correctas con habilidades apropiadas y actitudes convenientes, alineadas con la cultura de la empresa. El artículo Selección de colaboradores (ver acá) contiene algunas recomendaciones al respecto. 

La supervisión debe, además de asegurar que todo se hace dentro de los tiempos y presupuestos definidos, inspirar, enfocar, mantener el nivel de energía y dirigir hacia lo que establece la visión y misión asignando tareas individuales adecuadamente coordinadas entre si. 

Subir a la gente adecuada al bus y sentarla en el asiento apropiado es un trabajo pesado, cuidadoso, muy importante y dinámico. Siempre hay que tener un buen grupo listo antes de embarcarse en algo nuevo.


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